Cómo te afecta
La desinformación no es inocua. Su propósito es causar daño y, si no se neutraliza, sus efectos pueden ser múltiples, graves y notarse en diversos frentes. La desinformación te afecta, a ti y a todos. Los contenidos falsos y malintencionados pueden perjudicar la salud individual y pública, la vida política, el honor de una persona, la reputación de un grupo o comunidad, el prestigio de una empresa y pueden constituir un delito, entre otras muchas consecuencias. Como los tentáculos de la desinformación nos atrapan a todos y a todas, la responsabilidad de pararla también es colectiva.